La República de Kenia se encuentra al este del continente africano, hace frontera con países como Etiopía, Somalia, Tanzania, Uganda y Sudán del Sur. Su superficie es de 580.367 km² y entre sus principales fuentes de ingreso se encuentra el té, pescado y el café, elemento clave de su economía. Se calcula que en actualmente hay en torno a 700.000 caficultores que ocupan 160.000 hectáreas. Principalmente el cultivo de café en Kenia se hace mediante pequeños propietarios suponiendo 2/3 partes del total y el resto lo ocupan grandes empresas.
Historia del café en Kenia
Esta planta fue introducida a principios del siglo XX por los colonizadores británicos. Los cafetos en este país provenían de Etiopía y eran de la especie arábica, la misma que se cultiva hoy en día. Las primeras plantaciones se ubicaron próximas a la capital, Nairobi. Los cultivos de cafetos estaban gestionados por población británica y europea que empleaba mano de obra autóctona, el papel de la población keniata quedaba relegado al cultivo. Esta condición generó muchos conflictos y revueltas entre la población autóctona.
En 1930 se produjo el primer gran conflicto en cuanto a la reclamación de la posesión de los cafetales afincados en Kenia. Aproximadamente un millón de miembros de la tribu Kikuyo reclamaron sus tierras a los colonos británicos incluyendo así los cafetales. Este conflicto agravó la situación de los keniatas provocando subidas de impuestos y prohibiciones en el cultivo de café y, en líneas generales, un impedimento al desarrollo de la caficultura en este país.
30 años después, en 1960 tras la guerra Mau Mau, que enfrentó a la población autóctona contra el dominio británico se liberalizó el cultivo de esta planta pero no se abandonaron muchas de las restricciones impuestas por los colonos. Tres años después, en 1963, Kenia se convierte en una república y finalmente desaparecen todas las prohibiciones. Esto fue un gran punto de inflexión en pro de la creación de una cultura cafetera al igual que un impulso económico al país.
Características del café
A lo largo de la región del monte Kenia, entre 1.500 y 2.000 metros sobre el nivel del mar se encuentran la mayoría de las plantaciones de cafetales. Las grandes altitudes donde se cultiva provoca que los granos crezcan más lentamente, aspecto fundamental en el café de especialidad. El suelo volcánico donde crecen los cafetos al igual que el clima cálido alterado por las lluvias estacionales son otros factores por los que los cafés de Kenia son de los más valorados a nivel mundial.
En líneas generales, los cafés keniatas cuentan con un pronunciado cuerpo, aromas florales y alto contenido en acidez, este último aspecto se debe a la alta presencia de ácido fosfórico en comparación a otros orígenes.
Las variedades que se cultivan en el país africano son principalmente híbridas (Ruiru 11, SL28, SL 38), estas variedades han ido introduciéndose por agentes externos durante los más de 100 años de cultivo de café en el país. La hibridación responde tanto a necesidades como a mejoras en la producción persiguiendo obtener los mejores cafés posibles.
La adquisición de estos cultivos se realiza mediante un sistema centralizado de subasta. Estas sesiones se llevan a cabo en la Bolsa de Café de la ciudad de Nairobi. En temporada de cosecha se celebran semanalmente y persiguen maximizar el beneficio para el productor. A pesar de esto y de que se prohíba al productor pujar por su cultivo, se escuchan a menudo quejas en torno a confabulaciones que distraen las subastas de las buenas prácticas.
Previo a que una cosecha pueda ser subastada, esta debe ser analizada por uno de los tres laboratorios establecidos en la misma ciudad de Nairobi. Allí se clasifica cada grano en diferentes categorías de las que dependerá su precio de salida y se someterá a controles de calidad estrictos. Además de este sistema centralizado, la compra directa al productor o a la cooperativa se está popularizando cada día más. Un comprador extranjero puede adquirir lotes keniatas si cumple una serie de requisitos relativos a mantener las cualidades del café y contar con solvencia económica que asegure el pago al productor.
Todas estas medidas persiguen un comercio justo que beneficie a todos los eslabones de la cadena del café. Y es que esta es una parte del café de especialidad, cuidar la taza no es el único objetivo.