En 1828, un monje llamado Samuel Ruggles trabajó para que su monasterio pudiese ser autosuficiente. Una de sus misiones fue traer semillas de café donde se encontraba dicho monasterio, la Gran Isla de Hawaii. Los resultados de esas semillas fueron los primeros granos del Café Kona hawaiano. Durante las primeras plantaciones tuvieron que lidiar con el clima, las plagas y la seguía, además de la creciente plantación de azúcar. Estos factores retrasaron el impulso de la agricultura cafetera en Hawái.
De un impulso fallido a una lenta recuperación.
La introducción de esta planta no supuso un éxito inmediato, cuando nado Estados Unidos anexionó el territorio de Hawái se rompieron algunos aranceles haciendo que el cultivo de azúcar fuese todavía más rentable. Por lo tanto, la creación de un cultivo regular y una cultura cafetera en el territorio tuvo que esperar. Más adelante, grandes acontecimientos como la Primera Guerra Mundial o una helada en Brasil provocaron un alza en los precios del azúcar y por lo tanto la desaparición y el reemplazamiento de cafetos por cultivos de azúcar.
En la década de 1990 plantaciones de azúcar y piña comenzaron a cerrar lo que propulsó el resurgimiento de la industria cafetera en Hawái. El turismo ayudó a su promoción dotando al café de Kona de repercusión e importancia en la zona. En la actualidad, cuenta con una denominación de origen que protege sus características y especialidad al igual que garantiza su calidad.
¿Cómo se cultiva en Hawái?
En la región de Kona, la zona del «cinturón del café» es de unas dos millas de ancho. Su terreno cuenta con una elevación de entre 210 a 610 sobre el nivel del mar, una elevación muy escasa si la comparamos con otros destinos cafeteros. Aunque en Hawái se produce café todo el año, las principales cosechas se recolectan en verano. Los caficultores hawaianos siembran café Kona en las fértiles laderas de los volcanes Hualalai y Mauna Loa, porque hay condiciones perfectas para la producción de café de alta calidad. En la actualidad los granos de Kona se aprecian como un producto exclusivo.
Notas de cata.
Los granos de Kona cuentan con un cuerpo pronunciado y un sabor suave. Podemos apreciar ligeros aromas de canela, frutos del bosque, caramelo y chocholate. Los entendidos del café de todo el mundo valoran y aprecian es café Kona. Un café que ha llegado a lugares tan marcados como la Casa Blanca o las oficinas de la NASA. Estos granos de café arábica tienen un gran tamaño y podemos encontrar dos tipos de calidades diferentes. Una excelente manera de disfrutar este café es mediante prensa francesa o cold drip. Debido a la escasa producción de este café podemos encontrar un kilo de café Kona sobre los 120 dólares. Un precio justificado para algunos algunos y exorbitado para otros, se trata de un café con una producción anual de 55.000 sacos.